martes, agosto 31, 2010

Stuart Mill


Las latas de cerveza medio vacías abundaban encima de la mesa, junto a cestas de fruta, como si de una mezcla de bodegón y ''pop art'' se tratara ( las latas hacían de fiel modelo a la famosa lata de tomate Campbell). Y en el sofá, estaba el gordo, durmiendo tan plácidamente, con la tele encendida y los ganchitos desparramados por el suelo, caídos del recipiente que tuvo entremanos hasta que se durmió y las fuerzas le fallaron, dejando una bonita alfombra teñida de naranja por los ganchitos con sabor a queso. Como el ''buen hombre'' siempre se quedaba dormido a base de latazos de cerveza, ganchitos, y mirando la tele, ya tenía por costumbre llevarse el despertador... Pese a que eso no tenía mucho sentido, puesto que estaba en el paro desde hacía 4 meses por sustraer dinero de la caja a hurtadillas, así que lo de levantarse temprano no era que le pegara, precisamente. Por si eso no era suficientemente indecente, hay que añadir que se quedaba mirando la tele hasta las 3 de la madrugada, cuando echaban la ''programación infantil'' y esos anúncios donde salían chicas guapas con poca ropa anunciando páginas online de chateo constructivo. La rutina que vivía era sencillamente glamurosa, y eso aún es ir corto de palabras, ojalá el hombre tuviera un mote aún mejor para definir su plácida vida a base de ser un impresentable. Cómo cada mañana, el despertador le sonó a las 7:30 de la mañana, y, como cada mañana, la misma reacción: puñetazo para detener el despertador ( gastaba más en despertadores que en cerveza, imaginad). La reacción solía ir acompañada con palabras como ''me cago en la puta'' mientras se frotaba los ojos con el aliento cantando a cerveza. Se incorporó en su sofá azul y se puso las zapatillas, que tenían agujeros y se le veían algunos dedos del pie sobresaliendo. Para seguir el horario de cada día, una vez incorporado dió los buenos días a su esposa amablemente:

- Mónica, el desayuno!!

Se levantó y fue camindando con parsimónia hasta el baño. Se bajó la bragueta y sacó el pequeño bulto que tenía entre las piernas y empezó a orinar. Aún estaba dormido, así que parte de la faena fue a para fuera de donde tenía que ir. No quedaba papel higiénico ni para lavarse él ni para lavar el desastre, y le daba palo ir hasta el armario donde tenían el de repuesto, así que lavó los mojones con la toalla de las manos, tranquilamente. Se desplazó hasta la habitación matrimonial a buscar su reloj de pulsera. Su esposa aún dormía, así que la despertó:

- Joder Mónica, el desayuno!

Se puso el reloj y se fue con su esposa detrás. Él fué a la mesa del comedor, que se encontraba de lado a la ventana del pequeño piso, donde podía ver más pisos. Esperó impaciente a que su esposa le trajera el desayuno. Se sentaron juntos, y el hombre empezó a comer, masticando con la boca abierta las tostadas con mantequilla y mermelada y hablándole a su esposa, soltando perdigones como si de un volcán se tratara ( pero sin lava).


- Haj de llevar al niño a la ejcuela aún, no? Puej dejpiértale - Dijo con la boca llena, escupiéndole un trozo de mermelada de fresa a la cara a su esposa. Ésta se lo apartó, sin poner ninguna cara en especial.


Las horas iban pasando, y hacia las 11, cuando a su esposa le tocaba lavar la casa, bajaba a darse una vuelta por la avenida cercana a su casa, haciendo turismo cultural de bar en bar hasta la hora de comer, cómo cada día. Era miembro V.I.P de bares igual de asquerosos que la Taberna de Moe de los Simpson, más o menos, y frecuentaba por allí todas las mañanas y todas las tardes hasta la hora de cenar. Dieron las dos de la tarde y se despidió del tabernero para ir a comer a su casa:

- Venga Manolo, cabroncete, a ver si te cepillas a esa guarra!

- Claro tío, tú déjamelo a mí!


Con la misma parsimónia de cuando iba al baño, fué a casa, donde se lo encontró todo hecho, como cada día, sin que él hubiera tenido que mover un dedo. Su esposa y su hijo le esperaban para comer. Se sentó y empezaron todos a comer.

- Mira mamá, mira lo que me han dado en el cole por quedar primero en una carrera! - Dijo ilusionado el niño de 7 años

- Qué es esa basura, Tomás? - Replicó tan agradablemente su padre

- Una medalla - dijo el niño bajando la vista y sintiéndose oprimido por su padre, como cada vez que abría la boca...

- Anda, qué narices dices niño? - Dijo pegándole una colleja sin que la madre dijera nada.


El niño empezó a llorar en silencio mientras la comida se desarrollaba con el mismo silencio. En cuanto acabaron, a la esposa le tocó recoger la cocina y al marido la siesta en el mugriento sofá. Se levantó a eso de las seis de la tarde y se puso las zapatillas. Bajó al bar a hacer una cerveza con sus amigos mientras se echaban algunos futbolines y a ratos veían El diário de Patricia en la tele del bar. Se le pasó el tiempo volando hasta las 10, cuando se despidió de su mejor amigo, el tabernero, y se fue a su hogar. Cenaron y ordenó a la esposa que pusiera a dormir al niño una vez finalizada la cena. Se quedó solo en la sala con 4 laas de cerveza,unos frutos secos para picar, un despertador nuevo, las luces apagadas, y la tele. Y vuelta a empezar. Así los 365 días de cada año ( excepto cuando tenía esos trabajos que duraban un amén por ser demasiado buen empleado.)





Adivináis la moraleja?

Una pista: El nombre de la entrada y la imágen elegida

Para los que no se os ocurra nada tenéis la respuesta más abajo.





































































''Más vale una persona insatisfecha que un cerdo satisfecho'' Stuart Mill ( Filósofo utilitarista)

11 comentarios:

mezmerize dijo...

Aclaración: Ésta es una frase célebre de Stuart Mill de la cual se han hecho MUCHAS VERSIONES, que no os extrañe ver muchas que dicen lo mismo con distintas palabras.

Laura Sánchez dijo...

Pues nunca había escuchado esa frase de Stuart Mill, pero he de decir que el personaje del relato está muy logrado. No soportaría tratar con alguien así.

Un beso :)

Xumiichurry dijo...

Muy buena entrada, la verdad que es fácil de visualizar la vida de ese "cerdo" aunque... pobres animales, la comparación creo que les desfavorece mucho más a ellos. Pero bueno, hay quien cree en el karma... sabes que me paso de ingenua pero esas personas antes o después recogen lo que siembran.

mezmerize dijo...

La plácida vida del pobre hombre hace que a driário recoja lo que a diário siembra: Miséria in crescendo.

Anónimo dijo...

(@.@)

El ser humano es extraordinario...


p.d: m'ha agradat molt, no escric cap comentari porrosòfic, ja que crec que està tot dit xD / (la propera vegada no donguis la resposta, deixa qu ens equivoquem)

V dijo...

Lo cierto es que el cerdo de la fotografía parece mucho más "majete" que tu personaje, ya solo el hecho de que preferirá pasar su tiempo en la pocilga que viendo "El diario de Patricia", le convierte en un ser mejor.

¿Existe alguien que tenga tanto poder sobre un ser como para arrebatarle las ganas de vivir?

V

mezmerize dijo...

Depende de la inocencia de la víctima y la crueldad del manipulador

Bittersweet Bali | Cora Caldentey Muriel dijo...

Enganchada asi me has dejado

(Dios! Me encanta la cancion de Dire Straits que tienes)
Un Besito!

Xumiichurry dijo...

Necesito nombre y apellido y saber como es su cara, por lo demás déjamelo a mí... jajaja, me gustó la serie.

mezmerize dijo...

Se llama Tomás Turbao, apunta y escríbelo bien.
Si no, hay otros dos figuras para que te cargues: Armando Camorra y Benito Camela.

Bittersweet Bali | Cora Caldentey Muriel dijo...

Sí! :D Esa es mi forma de decir que tu blog me ha encantado! y sí la de Money for nothing (de pequeña les escuchaba a todas horas..) ^_^

P.D.: Tens tota la raò són molt maques!..

Un Besito!