domingo, enero 30, 2011


''La gente se rie de mi por que soy diferente... Yo me rio de ellos por que son todos iguales.''



Kurt Cobain.

lunes, enero 24, 2011

Dreamer


Se miraba en el espejo del ascensor, y veía una cara de profundo desquicio. Eran las ocho y media de la noche, como de costumbre, y acababa de salir del trabajo. Con cara de falsa paciencia y con ojos que pedían a gritos una pizca de felicidad en su día a día, iba viendo en el mismo espejo que reflejaba su cara de desquicio cómo los botones de cada planta se iban iluminando a medida que el ascensor subía. Llegó a la cuarta planta y recorrió el pasillo, arrastrando los pies y cargando de la espalda con su mochila, en la que guardaba su ordenador portátil, por temas de trabajo. Poco a poco fue avanzando hasta toparse con la puerta. Sacó las llaves del bolsillo con cierta pesadez, y las introdujo en la cerradura. Abrió la puerta, y encendió la luz del recibidor. Inmediatamente vió el pasillo principal del piso iluminado, y depositó su mochila en el taburete al lado del espejo de la entrada y las llaves en la urna correspondiente. Resoplando, avanzó por el pasillo con la mentalidad de darse una ducha y luego prepararse la cena. Oyó unos aullidos que provenían del comedor, y su pastor alemán le saltó encima, ladrando y relamiéndole la cara. El chico esbozó una sonrisa y acariciando la cabeza al perro le dijo con voz quejumbrosa:

- Anda, estate quieto, ahora jugaremos... Déjame que me de una ducha...

Poco a poco, lo apartó de encima suyo y en su travesía al cuarto de baño seguido por el perro, que soltaba ladridos cariñosos en busca de la atención de su amo, paró en el comedor y encendió el equipo de música, en el cual insertó un CD en el que ponía: ''Pink Floyd''. Sabiéndose de memoria las pistas, pulsó el número siete y empezó a sonar la calmada melodía de ''Comfortably numb''. La voz suave en la canción retumbaba a todo volúmen en las paredes del piso... A los pocos segundos, empezó a oir golpes que provenían del techo, y con cara de moléstia, se dijo a si mismo:

- Ya estamos con la pesada de la vecina...

Sin hacer ni caso, siguió avanzando hasta el cuarto de baño poniendo caras burlonas y moviendo las manos como si fueran éstas las que hablaban. Cerró detrás de sí la puerta, y encendió el grifo con agua caliente puesta, y esperó unos minutos hasta que se calentara lo suficiente. De mientras, empezó a desnudarse y a dejar la ropa en la tapa del váter, dejándola bien doblada. Se quitó las gafas, que habían empezado a quedar enteladas por el calor, notória en el ambiente del cuarto de baño. Poco a poco, con cierta timidez, y con prudencia para comprobar la temperatura del agua, fue metiendo una pierna, y luego la otra, verificando que el agua estaba quizás un poco más caliente de lo que él quería, de modo que corrigió un poco la temperatura. Mientras dejaba que el agua caliente lo inundara, otorgándole una sensación de alivio y relax, iba cantando en voz baja la canción, que aún se podía oír por debajo de la puerta, con el agua resbalándole por los labios, colándose caprichosamente en su boca. Pasaron unos minutos que le supieron a segundos y que le habría gustado prolongar, pero sabía que la rutina se le echaba encima, y que iba siendo hora de ir saliendo. Muy a su pesar, apagó el agua, cortando el flujo de éxtasis. Se echó una toalla empezó a secarse. Tras secarse durante uno o dos minutos, se deshizo de la toalla y se vió a sí mismo en el espejo. Contempló un jóven delgado, con poco pelo, más o menos fibrado, aunque algo dejado, con un pelo de color muy oscuro, y con unos ojos tremendamente verdes. Haciendo broma consigo mismo y echando mano de la poca autoestima que tenía, empezó a hacer poses delante del espejo y a decir tonterias, esbozando media sonrisa:

- Oh sí, nena...!

Salió ya con el pijama puesto y las gafas en su sitio. Se volvió a topar con su perro, el cual le volvió a asaltar cariñosamente. Esta vez, tras el relax otorgado por la ducha, actuó de mejor humor y se rió contento, hablándole en voz alta y desplazándose hasta el sofá, jugando con él y haciéndole enfadar. El perro empezó a ladrar, algo mosqueado. Cogió la pelota y la lanzo por el pasillo, y automáticamente el perro fué a buscarla. Volvió con ella en la boca y su amo le dedicó unas palabras de cariño y le dió un beso en la cabeza. Fué hacia la cocina y abrió la nevera, destapando la tipica pregunta de cada noche:

- Y hoy... Qué me hago para cenar...?

Sacó tortilla que sobraba de la noche anterior, un yogur, y se hizo un vaso de leche. Metió la tortilla en el microondas y bostezó calmadamente, mirando por la ventana de la cocina, a través de la cual se veia el lavadero. El pitido del microondas lo sacó de su ensimismamiento. Cogió el plato y se dirigió a la sala. Apagó la música y puso la mesita de la sala entre él y la tele para comer. Encendió el aparato y se dispuso a hacer zaping:

- Dibujos animados, el tiempo... Pornografía a estas horas?! No me jodas, a dónde va a parar esto...? Maldita tele de pago...

Fue cambiando de canal hasta toparse con el telenoticias. Cenó y vió el telenoticias hasta que acabó. Acto seguido, al ver que echaban una película, dejó las cosas de la cena por ahí, decidiendo recogerlas al día siguiente. Se echó la manta por encima, dejando un poco en el suelo, para que el perro pudiera acurrucarse. Y ahí se quedaron los dos, uno durmiendo y el otro pretendiendo hacer ver que miraba una película. Mirando las imágenes de la pantalla, sus ojos ausentes bailaban con los pensamientos, en un mundo más allá de su piso, de su hipoteca, de su rutina, de los malos rollos con la chica que le gusta, del asco de trabajo que tenía, de todo... Pero al mismo tiempo, involucrado en todo eso y mucho más: Soñaba y barajaba las posibilidades de un futuro o un presente mejor, soñaba con despertar al cabo de siete horas y tener una nueva vida, con un trabajo que le gustara, con una chica que le hiciera sentir feliz y le quisiera de verdad, con una sonrisa sincera pintada en la cara en lugar de una máscara, soñando y deleitándose con cada una de las posibilidades que le hacían imaginar un día a día a su gusto, a su medida... Con los ojos cerrándose y una sonrisa sincera y feliz como pocas esbozaba, dejó que en su mente se pincelaran los pensamientos y que el lienzo en el que se hallaba su obra de arte fuera su realidad onírica en la que ser feliz durante unas horas... Con los pies descalzos, fue saltando de nube en nube, ignorando bajo el tacto blando y suave de cada una de las que pisaba que el mañana le esperaba... Sumido en los efectos de una droga profunda que le daba un pequeño chute de vitalidad, de emoción, de flamantes expectativas para sacar fuerzas para el mañana, para luchar... Aunque al día siguiente volviera a llegar al ascensor con cara de desquicio, aunque la vecina le gritara por subir la música que le hacia soñar despierto... Soñando, siempre soñando y oteando el horizonte a la espera de un barco que se lo llevara lejos, muy lejos...

viernes, enero 21, 2011

Lluvia


''Soledad es hablar conmigo mismo y preguntarme ''Qué tal el trabajo? Cómo ha ido el día? Hoy sales?'' Y si salgo, soledad es hablarle a un litro y llorarle, bebérmelo mezclado con lágrimas y aún así bien me sabe...''

miércoles, enero 19, 2011

Sangrar tiene su peso en tinta.


Parece que la creatividad de uno roza la cima cuando se ve fuertemente chocado por un sentimiento que le ha causado un impacto profundo... Parece que hay sentimientos más poderosos que otros, parece que cuanto mayor es el peso de éste en el pensamiento de uno, mayor fuerza tiene sobre el papel. Furia, rabia, dolor, tristeza, desconcierto... En el peor de los casos, una mezcla de todos ellos. La cabeza empieza a girar, y a girar, y a girar, y no se detiene... Buscamos ansiosos la cura para frenar el dolor al veneno que nos corroe, queremos chillar, expulsar esa parte pútrida y corrupta de nosotros, echarla y que JAMÁS vuelva. Llorar, rabiosos, y prometernos con los ojos totalmente inundados y nuestro ser sangrando el dolor a través de lágrimas, mientras nuestros ojos se van tiñiendo cada vez de un rojo más intenso, un próspero cambio que supuestamente llevaremos a cabo... Tener la mirada perdida entre las arrugas de la cama y con la vista desenfocada sobre la almohada, escrutar cada pensamiento en busca de un por qué coherente que posiblemente quede suspendido en el aire. Desarrollar cierto sentido de supervivéncia basando toda creencia acerca del dolor en olvidar, evitar, o enterrar, llegando al punto que, con un poco de suerte, uno ha evitado tanto un problema que finalmente ha conseguido librarse de él. Tomar en serio dicha promesa de cambio y enterrar, por que, sobretodo: La clave está en enterrar, en fingir que el problema no está ahí... Y, por lo más sagrado que cada uno tenga, rezad a quien sea o a lo que sea con tal de que vuestra raíz, vuestra aflicción, vuestra causa original de tan terrible desconcierto jamás vuelva, por que es en ese momento cuando todo lo que pudiéramos enterrar sale a flote y empieza a revolotear a nuestro alrededor, recordándonos que alejar un incendio con viento JAMÁS funcionó ni lo va a hacer. Enterrad, enterremos, sigamos siendo pretensiosos, gozosos de mentirnos a nosotros mismos a cambio de una paz momentánea esbozada en forma de una idea para obtener una cura que aparte todo el dolor de nosotros mismos, y que de paso nos ofrezca la garantía de desarrollar anticuerpos con los que pelear contra todo aquello que causa dolor, tristeza, y rabia. Mirad al horizonte esperanzados, permaneced observando todo cuanto gustéis, y procurad que sea largo, por que cuando os deis la vuelta, es posible que os reencontréis con vosotros mismos a modo de rutina. Pero no pasa nada, siempre nos quedará el consuelo de poder volver a caer en el mismo error y podernos volver a tomar la libertad de hacer un borrón y cuenta nueva a base de cavar un agujero cada vez más hondo...

Autómatas, mis dedos han redactado todo esto con una convicción férrea que se puede describir, pero no entender al 100% a menos que nos encontramos metidos de pies a cabeza en la misma situación... Hay que dar por supuesto pues que para hablar de tales sentimientos hay que estar en posesión de un sentimiento de inspiración basado en el dolor, y que por lo tanto esto no es más que escupir un reflejo negativo de lo que sentimos en ese momento sobre el papel? Quizás como en tantas ocasiones al escribir la inspiración es capaz de sacar tanto lo más positivo como lo más inesperado, oscuro, y turbio de cada uno, enfrentándonos a nosotros mismos cada vez que leemos lo redactado, sabiendo que las palabras duelen, que se clavan, que hieren... Y que nos hacen sangrar como nada puede hacerlo, por que están directamente relacionadas con el ánimo del momento y los sentimientos correspondientes a dicha situación.


Cruda realidad, jamás tendríamos que dejar de observar el horizonte. Fingiré no conocer las respuestas a tantas preguntas, y en lugar de ello, enterraré y me tomaré por la mano la soberbia de la pretensión una vez más, pintando en la máscara que llevo ( como muchos otros que también la llevan) frente a la sociedad una bonita sonrisa que satisfazca a cualquiera que se conforme con observar únicamente la sonrisa pintada, sin tomarse la moléstia de preguntarse si debajo de la máscara hay algo más que cerámica.